Aventura es un sinónimo de recorrer un lugar dispuesto para explorar. Al estilo de Indiana Jones y las cruzadas arqueológicas, muchos destinos parecen estar hechos para emprender expediciones. Pero solo unos pocos capturan tan mágicamente el misterio como Jordania. Sus ruinas, sus desérticos paisajes y sus recónditos rincones llaman la atención no solo de un científico que espera descubrimientos, sino de un viajero que busca tesoros.
Maravillas entre sus dunas de arena
Una puerta que abre la ruta para que te empapes de las historias de persas, egipcios, griegos y romanos que confluyeron en sus exuberantes dunas. Eso es parte de lo que pangea.es y su viaje a Asia y Jordania proponen como parte de esta experiencia a Medio Oriente. Bajo la influencia del Imperio otomano, este oasis de construcciones trascendentes para el legado de la humanidad ofrece diferentes locaciones, famosas en películas, para que visites.
A lo largo de varios kilómetros se extiende el desierto de Wadi Rum que deslumbra por su arena blanca y roja como escenario para unas elevaciones rocosas. Entre estas se erige la montaña de Los siete pilares de la sabiduría y el Cañón Khazali que a la par de la vista transmiten tranquilidad e historia. Se trata de un punto en el que convergen varias culturas expresadas en petroglifos históricos que datan el principio de los pasos del hombre por este mundo.
Sin embargo, no solo los terrenos áridos llenan su extensión, pues ríos como el Jordán fluyen para regalar paisajes y momentos sacros de la historia. Más allá de esas aguas puedes visualizar Belén, Jerusalén y el Valle de Jericó que se encuentran cerca del Monte Nabo. Lugar de peregrinación y que guarda gran valor religioso para los cristianos y judíos. Según las sagradas escrituras, allí se hallan los restos de Moisés y las tablas de la ley.
Si se trata de encontrar vestigios de otras civilizaciones, Jaresh es referencia para que observes la fortaleza y magnitud de la obra de los romanos. Columnas de gran altura y aún conservada al pasar el tiempo son parte de lo más vistoso de unas ruinas que contemplan el Castillo de Alijoun. Este también un remanente vivo de que Jordania es cuna del encuentro entre distintas religiones y pueblos, como lo son el musulmán, el otomano y el mongol.
Maravillas entre sus mares
Una región que llama la atención por su reducida distancia es la zona costera de Aqaba. Su golfo rodeado de corrientes cristalinas supone un contraste con el mar Rojo, epicentro del suceso bíblico presidido por Moisés al separar sus aguas. La vida marina emerge entre sus alucinantes arrecifes de coral en los que puedes bucear para conocer un aspecto más refrescante de este destino turístico.
Teniendo como límite fronterizo el mar Muerto, en este país asiático se alza la ciudad de Petra considerada una de las siete maravillas del mundo. Quizás uno de los sitios más vistosos y reconocidos sea el pasaje a un mundo de misterios que han inspirado decenas de largometrajes. Las puertas de Khazné abren paso al Desfiladero de Siq para exponer unos atardeceres que rememoran historias de las mil y una noches.
Para completar la experiencia, camellos, ventiscas y mercados locales son una atracción que envuelve al visitante en un largo recorrido de hallazgos milenarios. La capital, Amán, es un centro comercial que no deja de presentar a los ojos curiosos cómo fue levantada. Ya sea el templo de Hércules, con evidente tendencia griega en su arquitectura, o el teatro de Amán, con influencia romana, la ciudad te resultará interesante. A través de distintos paquetes turísticos puedes escoger en cuál punto centrar tu atención conociendo estos y otras locaciones importantes.